En los últimos meses, la papa ha alcanzado un protagonismo inesperado en la canasta básica y ha dejado de ser un alimento económico para convertirse en un producto casi VIP. Durante junio, experimentó un aumento significativo en el rubro de alimentos, y los pronósticos indican que julio seguirá la misma tendencia. La sequía y el alza del combustible, entre otros factores, se señalan como responsables, lo que ha llevado a los comerciantes a enfrentar grandes desafíos para mantener sus negocios a flote.
David Mauri, encargado de un puesto de frutas y verduras en la ciudad de Resistencia, compartió con N9 sus preocupaciones acerca del impacto de estos incrementos en su trabajo diario y en los precios que manejan. «Cada vez que vamos a reponer la mercadería, los productos suben mil pesos, mil quinientos pesos. La papa, por ejemplo, ha aumentado alrededor de mil pesos por semana, y hoy alcanza un costo de seis mil o seis mil quinientos pesos, dependiendo de su calidad», afirma Mauri.
David Mauri, verdulero
La situación de la papa es solo la punta del iceberg de la escalada inflacionaria en la canasta básica. La sequía y la gran demanda han provocado faltantes, mientras que los costos de producción han aumentado considerablemente debido al encarecimiento de los fletes, los altos precios del combustible y la subida del dólar, afectando tanto a productores como a consumidores.
El costo de vida se ha disparado y los ciudadanos se ven obligados a ajustar sus gastos en alimentación. «Hoy la papa hay que venderla a 700 pesos el kilo de una papa buena. Y hasta el mínimo de 500 pesos, menos no», lamenta Mauri. El panorama es desafiante, y aunque algunos productos, como el tomate, han experimentado ciertas bajas de precios, otros, como las frutas importadas, han duplicado su valor.
