El 26 de marzo se conmemora el Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, una iniciativa destinada a elevar la conciencia sobre esta enfermedad y fomentar medidas preventivas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer cervical es el cuarto tipo más común de cáncer en mujeres a nivel global, vinculado principalmente a infecciones persistentes por el virus del papiloma humano (VPH), transmitido sexualmente y afectando áreas como la piel, la zona genital y la garganta. Un diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno pueden conducir a la cura de esta enfermedad.
En el marco de esta jornada, la Dra. Mónica Aguirre, ginecóloga, subrayó, en diálogo con Radio Nordeste, la importancia de la prevención en la comunidad. Señala que, a pesar de los avances médicos, un porcentaje significativo de mujeres no se somete regularmente a pruebas como el papanicolaou, fundamental en la detección temprana de lesiones cervicales precursoras del cáncer. «Se sabe que 3 de cada 10 mujeres no se ha realizado nunca el papanicolaou, que justamente es una de las medidas de prevención secundaria más importantes», puntualizó.
Asimismo, resalta la relevancia de la vacunación, tanto para niñas a partir de los 9 años como para varones, como estrategia preventiva clave. «El cáncer de cuello uterino sigue siendo una de las causas más frecuentes de muerte en mujeres jóvenes», señaló
La reticencia hacia los chequeos médicos puede atribuirse en parte a la falta de información. Aguirre enfatiza que la detección tardía de síntomas, como flujo genital anormal o sangrado postcoital, suele indicar un estado avanzado de la enfermedad. Por ende, insiste en la necesidad de promover la vacunación y los controles ginecológicos periódicos, recomendando iniciarlos tres años después del inicio de la actividad sexual.
Respecto a la vacunación, la experta aclara que el esquema varía según la edad: las niñas reciben una dosis única, mientras que las mujeres mayores de 15 años requieren tres dosis para una protección efectiva.
En el contexto de la jornada mundial, se hace hincapié en que la prevención es la herramienta principal para combatir esta enfermedad.
La meta fijada por la OMS para el año 2030 es ambiciosa: lograr altos índices de vacunación y detección temprana, así como garantizar un tratamiento adecuado para quienes lo necesiten, resaltando la importancia de la colaboración de la comunidad médica y la concientización pública en esta lucha contra el cáncer cervical.
