Con una sequía prolongada desde hace 10 meses, el sector ganadero se encuentra en su peor momento. Sin agua ni pasturas, los productores se ven obligados a vender vacas madres e inclusive ya preñadas para tratar de salvar gastos, una medida que a futuro tendrá consecuencias en el bolsillo del consumidor.
«Si seguimos así, no se va a poder comer carne», sentenció el Presidente de la Sociedad Rural Sáenz Peña.