SALUD

La celiaquía y la intolerancia al gluten: diferencias esenciales para la salud

13 de Octubre, del 2024 - Destacadas

Por Dr. Ernesto Illiovich.

La celiaquía es una enfermedad que requiere nuestra máxima atención por su impacto directo en la salud. Como médico, quiero aprovechar este espacio para diferenciarla de la intolerancia al gluten, términos que muchas veces se confunden, aunque tienen efectos muy distintos en el organismo.



Primero, es importante aclarar que la celiaquía es una enfermedad autoinmune crónica que se desencadena en individuos genéticamente predispuestos cuando ingieren gluten, una proteína presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC). En estas personas, el cuerpo identifica al gluten como una amenaza y activa una respuesta inflamatoria en la mucosa del intestino delgado. Esta inflamación impide la adecuada absorción de nutrientes esenciales como proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales, lo que puede causar desde anemia hasta osteoporosis. La celiaquía, al no ser tratada, puede generar graves consecuencias, no solo digestivas, sino también neurológicas y psicológicas.

En contraste, la intolerancia al gluten no es una enfermedad autoinmune ni tiene predisposición genética. Aun así, quienes la padecen experimentan molestias como hinchazón abdominal, diarrea, náuseas e incluso alteraciones en el estado de ánimo. Esta intolerancia es más frecuente y ha ganado notoriedad en los últimos años, ya que muchas personas adultas desarrollan estos síntomas al consumir alimentos con gluten, sin que su intestino sufra el daño profundo que provoca la celiaquía.

¿Cómo se diagnostica la celiaquía?

El diagnóstico es fundamental para evitar complicaciones a largo plazo. En niños, los síntomas más comunes incluyen diarrea crónica, baja estatura y anemia. En adultos, la enfermedad puede presentarse de manera más sutil, con depresión, ansiedad o distensión abdominal. Para llegar a un diagnóstico, se solicitan análisis de sangre para detectar anticuerpos específicos y, en algunos casos, se realiza una endoscopía con biopsia para evaluar el daño intestinal.

Es preocupante que se estima que 1 de cada 100 personas es celíaca, pero muchas transitan sin diagnóstico. Esto puede llevar a complicaciones severas, como fracturas por osteoporosis o desnutrición, derivadas de la mala absorción de nutrientes.

La importancia de la dieta sin gluten

Aunque la celiaquía no tiene cura, llevar una dieta estricta sin gluten permite a las personas llevar una vida normal. La clave es la educación y el acompañamiento social, ya que muchas veces los celíacos se sienten excluidos en situaciones sociales, como cumpleaños o eventos familiares, cuando no hay opciones de alimentos sin gluten. Por eso, es esencial que restaurantes, escuelas y servicios de catering estén preparados para ofrecer alternativas seguras.

Afortunadamente, Argentina es uno de los países más avanzados de Latinoamérica en la adaptación a las necesidades de las personas con celiaquía o intolerancia al gluten. Sin embargo, aún queda camino por recorrer para garantizar que todos los espacios sociales sean inclusivos.

En resumen, aunque la celiaquía y la intolerancia al gluten comparten algunos síntomas, la primera tiene un impacto mucho mayor y requiere atención especializada. El diagnóstico temprano y la adherencia a una dieta libre de gluten son fundamentales para evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

No olvidemos que la celiaquía no es solo un problema personal, sino también un desafío social. Nuestra responsabilidad es construir un entorno más empático e inclusivo, donde todos puedan participar sin miedo a quedar al margen. Porque, al final, la salud también es un reflejo del cuidado que tenemos como sociedad.