En medio de la creciente preocupación por la inflación que afecta a nivel nacional, algunos supermercadistas resisten los incrementos enviados por los proveedores, que en algunos casos alcanzan el 150%.
Raúl Rogido, gerente de una cadena de supermercados
«Estamos en un proceso prácticamente hiperinflacionario, con listas que rondan entre 100, 150 por ciento», señaló Raúl Rogido, gerente de una cadena de supermercados de Corrientes. A pesar de los esfuerzos por negociar, Rogido reveló que los proveedores se mantienen firmes en sus valores, lo que plantea la posibilidad de desabastecimiento en algunos productos.
Ante esta situación, Rogido instó a la comunidad a ser consciente de sus decisiones de compra: «Si es muy caro, no compre». Reconoció que la cadena de supermercados evalúa estrategias para mantener productos asequibles, aunque no descarta la posibilidad de trabajar con menor volumen y reconsiderar la presencia de ciertas marcas en las góndolas.
La cadena de supermercados enfrenta el desafío constante de remarcar precios, con listas que llegan a diario, desbordando al personal administrativo. Rogido destacó la angustia que esto genera no solo a nivel empresarial sino también a nivel humano, considerando la responsabilidad de mantener la fuente de trabajo y cumplir con las obligaciones salariales.
En un llamado a la comunidad, Rogido expresó su deseo de que los consumidores no validen ciertos precios, reconociendo que esto va en contra de los intereses comerciales, pero subrayando la incertidumbre sobre cuándo se detendrá este ciclo de aumentos. La cadena de supermercados se enfrenta a la complejidad del equilibrio entre oferta y demanda, consciente de que la validación de precios por parte de los consumidores influye directamente en la evolución de la crisis inflacionaria.
