El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha anunciado su visita al área para coordinar acciones de ayuda y asistencia.
Al menos una decena de personas han perdido la vida y otras veinte se encuentran desaparecidas como consecuencia de las devastadoras tormentas que azotaron el estado de Rio Grande do Sul, en el sur de Brasil.
Las precipitaciones han alcanzado niveles alarmantes, y se prevé que persistan en las próximas horas, exacerbando la situación. Las autoridades regionales han desplegado operativos de rescate en las comunidades afectadas, mientras el presidente Lula da Silva ha anunciado su visita al área para coordinar acciones de ayuda y asistencia.
Las adversas condiciones climáticas han impactado a más de setenta municipios, obligando a cientos de personas a abandonar sus hogares en busca de refugio seguro. El mandatario federal ha manifestado su compromiso de colaborar estrechamente con las autoridades estatales y locales para mitigar los efectos de esta emergencia, la cual ha sido descrita por el gobernador Eduardo Leite como una situación de «caos y guerra».
El pronóstico meteorológico sugiere que las lluvias persistirán en las próximas horas, con acumulaciones que podrían superar los 300 milímetros en ciertas áreas. Esta situación ha elevado los niveles de alerta en todos los ríos bajo monitoreo, lo que agrava el riesgo de inundaciones y dificulta las labores de rescate, especialmente en zonas de difícil acceso como el municipio de Candelaria, que ha sido catalogado como «crítico» por las autoridades locales.
Ante este escenario, las fuerzas armadas han desplegado recursos aéreos, incluyendo aviones con capacidad para vuelos nocturnos, con el fin de facilitar las operaciones de rescate en áreas afectadas. Estos eventos extremos se suman a una serie de fenómenos meteorológicos registrados en Brasil en los últimos meses, como las fuertes lluvias en el sureste y la ola de calor en el país, fenómenos que, según expertos, son indicativos del impacto del cambio climático en la región.
